Existen muchas teorías y opiniones sobre el origen de la sidra. Algunos dicen que su génesis se halla en Egipto, mientras que otros opinan que Bizancio fue su cuna. Lo que sí que sabemos a ciencia cierta es que los griegos la adoraban, y que más tarde, los romanos propagaron su consumo por todos los rincones de su vasto Imperio.
Pero la sidra, tal y como la conocemos hoy en día, tiene su origen en el País Vasco, Asturias y Normandía, desde donde viajó a Inglaterra, al centro de Europa y, posteriormente, al resto del mundo.
Hay que remontarse al siglo XI para reparar en la larga tradición de producción de sidra en el País Vasco. Antaño, la sidrería (sagardotegi, en euskera), era el espacio de encuentro donde las gentes de las aldeas se reunían a degustar y comprar sidra. Era norma y costumbre llevar algo de comida para acompañar la bebida, y con los años, las sidrerías repartidas por todos los rincones de Euskadi fueron transformándose también en restaurantes.
Hoy, las sidrerías vascas, si bien se pueden encontrar en los cascos urbanos de pueblos y ciudades, se hallan sobre todo en grandes caseríos, muchos de ellos centenarios y la gran mayoría en Guipúzcoa, en los que la familiaridad, la sidra y la buena comida ocupan un lugar preferente.
Fuente: economiadigital