Cuando uno se acerca por primera vez a una de estas barras amorosamente surtidas de pinchos en fila nota que sí, que se parecen a las de otros lugares, pero no son lo mismo. Que curiosidad, apetito y ganas de pedirlos por orden alfabético, o el que sea, son todo uno. Es lo que tiene el casco viejo de San Sebastián, que te pone a masticar despacio la roca de bacalao de Casa Vergara (Mayor, 21), la pata de pulpo de Kapadokia (kapadokiabar.com), la tarta de queso de La Viña (lavinarestaurante.com) y tantas y tantas elaboraciones que te cuentan, al primer bocado, que esta será una (otra) experiencia gastronómica única.